Al crear Kaweskar, un food truck en la Región de Aysén de comida con sabor a historia, Carolina nunca imaginó que pasaría de preparar 16 porciones mensuales a 1.800, innovando en el sabor de sus pastas y sándwich, ofreciendo un producto único en el mundo.
Sus sello distintivo son los tallarines artesanales de calafate, mosqueta, maqui y más; sándwich de cordero, salmón bañado en mayonesa de calafate mix de verdura; y la perseverancia que pone a su trabajo.
Luego del terremoto del 27 de febrero de 2010, Carolina perdió mucho, “sin embargo la perseverancia y fe no”. Comenzó junto a su familia desde cero con un delivery en medio de ruinas. “Pero somos una familia de patiperros, así que junto a mi hijo emigramos a Chile Chico, donde probamos el calafate y no nos fuimos más!”
Casi con lo puesto instaló un boliche de sándwich y pastas artesanales que tenía solo dos mesas. Sin embargo, gracias a su trabajo ha ido avanzando. “Comenzamos trabajando informal, luego un boliche con dos mesas, cortábamos las pastas caseras a cuchillo. Después nos cambiamos a un local más grande y abrimos una trattoria. Construimos un taller de trabajo adquiriendo una maquina semiindustrial de pasta. Pasamos de 16 porciones a 1800 mensuales, innovamos en el sabor de la pasta y sándwich ofreciendo un producto único en el mundo”.
Actualmente, tiene un food truck en Coyhaique donde vende sus productos. “Desde muy joven he sido versátil, es un placer trabajar y divertirse. Y eso es el turismo. Sostener a mi familia en la constante búsqueda de aprendizajes. Cultivando, promoviendo, explorando nuevas culturas, sabores y lugares es mi mayor herencia. Es una retroalimentación diaria y constante. La adrenalina que provoca ser emprendedora, empresaria turística…es vivir en la montaña rusa!”
Eligió el nombre “kawescar” para su emprendimiento, “porque invita a saber sobre la historia de nuestros ancestros a través de la comida, utilizando product6os de nuestra región e innovando en nuevas recetas. Nuestros visitantes se llevan una experiencia inolvidable tanto gastronómica como cultural”.
“A pesar de las adversidades, porque las habrá, y la lucha diaria que significa ser emprendedora, creces paso a paso. Te pones la camiseta por tu familia, te independizas, comienzas de cero y te sumerges en la aventura de emprender. Despiertas cada día con esperanza, energía, sabiendo que tu esfuerzo se queda en casa, fortaleciendo a tu familia en trabajo, unidad y fe. Conviertes esto en un proyecto familiar, un proyecto de vida o al menos… Eso hice yo”.
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