Gracias a su proyecto turístico, una ruta sustentable que invita a conocer la cultura olivarera del Valle del Huasco, Olivos Centenarios es uno de los ganadores del concurso Más Valor Turístico 2018.
Una auténtica experiencia a los sentidos. Así se podría definir a la ruta que por cerca de dos horas Daisy Elizabeth Rojas Marín ofrece a los visitantes, en un recorrido bajo la sombra de olivos añosos, imponentes matrices que adornan el paisaje desde hace más de 500 años. Esto es la Ruta de los Olivos Centenarios.
Esta ruta vivencial se puede disfrutar durante todo el año en Huasco Bajo, a unos 200 kilómetros de Copiapó, la capital de la Región de Atacama. La localidad goza de un clima templado, con características de mediterráneo, lo que –según cuenta la leyenda– ayudó a comienzos de 1900 en el éxito de las plantaciones del agricultor Francisco Ceferino Rojas Rojas, más conocido en la zona como don Pancho Rojas, quien se convertía así en el primer olivicultor del valle.
Y hoy, un siglo después, Daisy Rojas, nieta de don Pancho, se atrevió a seguir sus pasos. Corría el año 2005 cuando ella y su padre decidieron rescatar la identidad olivarera de ese sector del Huasco. “Los visitantes –según explica Daisy– pueden aprender cómo nacen las aceitunas, sus variedades, cómo se llega al producto final para el consumo con degustaciones. Y, por supuesto, disfrutar de un día de campo: tenemos un área de picnic, bajo la sombra de los árboles y en contacto pleno con la naturaleza”.
La propietaria de esta experiencia rural es graduada en turismo, además de profesora, y se reconoce una apasionada por la historia, razón por la cual ella misma se encarga de guiar y relatar el paso por los olivos desde sus inicios hasta la actividad de hoy. Su objetivo lo tiene claro: “El olivo es un regalo que debemos cuidar para que nuestras futuras generaciones puedan llegar a guardar nuestras tradiciones y valores”, dice.
Olivos Centenarios, empresa que opera la ruta, es uno de los ganadores de la última versión del concurso Más Valor Turístico de Sernatur, certamen que destaca productos innovadores que están diseñados de acuerdo a las tendencias de los nuevos consumidores y que aportan una experiencia turística de mayor valor al mercado. Daisy explica que el producto se ha ido adecuando y perfeccionando a lo largo del tiempo según los requerimientos de los visitantes, lo que le ha otorgado a su ruta un carácter más personalizado.
En este sentido, el recorrido mezcla la historia olivarera y la del territorio indígena diaguita en que está emplazada. Muestra las aceitunas como una opción de alimentación saludable por sus propiedades, destacando que la producción que se ofrece no contiene químicos ni aditivos, mientras que en el camino por el valle los visitantes pueden admirar un mural que retrata la cronología histórica del valle desde la ocupación indígena hasta la llegada de los españoles.
La diversificación de experiencias también es relevante en la Ruta de los Olivos Centenarios, ya que rescata la cultura de un territorio con identidad olivarera de importancia a nivel nacional, gracias a la denominación de origen del aceite de oliva del Valle del Huasco obtenida hace apenas unos meses. Además, por su ubicación próxima al litoral de Huasco Puerto y conectada a la ruta costera, el producto se integra a otros territorios de interés turístico, como el Parque Nacional Llanos de Challe –a 35 kilómetros– y el desierto florido.
Daisy bien sabe que el turismo es una actividad multidisciplinaria e inclusiva y que, al integrar a varios actores en la cadena de comercialización, permite una buena distribución de los ingresos y contribuye, a su vez, a un desarrollo local equilibrado y más equitativo. Señala que “con esta integración, buscamos fortalecer y motivar a otros pequeños olivicultores, agricultores y personas dedicadas a elaborar alimentos relacionados para aumentar la oferta de productos y servicios”.
Por lo anterior, la empresaria huasquina de cincuenta y siete años ha formado alianzas con asociaciones gremiales de la zona, logrando un encadenamiento que incluye a emprendimientos de distintos rubros, como alojamiento y alimentación, y a artesanos de totora y productores de dulce de membrillo, pajarete, charqui y pan de aceituna.
Todo este trabajo parece muy fácil, sin embargo, emprender en cualquier ámbito conlleva también sortear distintos tipos de inconvenientes. La distribución del agua, por ejemplo, no es la misma para todo el territorio nacional y en Huasco Bajo esto es un tema, al ser una zona de sequía. Este destacado producto pone especial énfasis en el cuidado del agua que se obtiene del río y el agua de duchas y lavamanos se reutiliza para riego. Además, cuenta con un sistema de reciclaje de basuras, principalmente, plásticos y vidrios.
La Ruta de los Olivos Centenarios es un producto que se distingue por proponer el legado histórico de la producción de aceites y olivas de un sector rural tradicional, pues ha generado un foco de atención de la demanda turística. El poderoso relato integrado –con la degustación y el de las diferentes variedades del producto más el conocimiento del territorio– genera una experiencia única de interpretación del patrimonio local.
En pocas palabras, la Ruta de los Olivos Centenarios es un producto con más valor turístico para la Región de Atacama.
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