Carla fue la emprendedora seleccionada en la Región de O’Higgins para el concurso nacional Mujer Empresaria Turística 2018, que releva el rol de las mujeres en el turismo.
El Cardón Café Restobar. Así se presenta al mundo Carla Antonieta Varas Pantoja, esta empresaria turística que invita a vivir un sueño gastronómico en Pichilemu, en la costa de la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins.
Este local sorprende con su mezcla de cocina y una propuesta que apunta a un viaje de experiencia integral de los sentidos: aromas, música, visual, desde los platos elaborados con ingredientes enfocados en rescatar los productos de la zona. Allí los protagonistas son estos productos, pescados, mariscos, jaiba, quínoa, frutillas, maqui, cochayuyo, ulte, golden berries, miel, aceite de oliva, mermeladas, papayas de Cáhuil, lechugas hidropónicas, sal de mar de Cahuil… presentes en todas las preparaciones.
Pero también el amor por la cocina. Eso se nota en la ambientación que conjuga los sabores, los colores de la zona y las diferentes sensaciones que se manifiestan en las estancias de la casa. Por ejemplo, en el comedor principal nos encontramos con un color naranjo que irradia energía, con lámparas hechas a mano por artesanos de Curicó, mesas y barras por carpinteros innovadores de Cáhuil, baños por artistas de mosaico.
En el cielo del comedor, destaca lo que justificó el nombre de este emprendimiento gastronómico: un cardón, planta cactácea de cuatro metros de largo que cuelga del techo: “Fue un regalo de mis padres, es muy importante para mí”, revela Carla.
Cuenta la historia que los cardones fueron indios que protegían sus tierras en el tiempo de la conquista y velaban por la felicidad de los habitantes. La pachamama piadosa los fue adormeciendo y haciéndolos parte de ella, comenzaron a unirse sus pies a la greda y la madre tierra los cubrió de espinas para evitar que los dañaran en sus sueños.
Después de estudiar la carrera de técnico nivel superior en gastronomía internacional, “que es algo que me apasiona”, dice esta empresaria nacida en Antofagasta, empezó a conocer el ámbito culinario y diferentes áreas de la gastronomía, por los distintos cursos que realizó, como de bodega, administración, bartender y pastelería saludable, este último por su condición de resistencia a la insulina.
“Llevaba mucho tiempo tomando Glafornil. Tuve que cambiar mi alimentación y, gracias a todo el conocimiento que aprendí, fui practicando con mi cuerpo para recuperarme de salud, lo que logré después de un año de alimentación consiente. Eso me llevo a pensar que había que volver a nuestros orígenes y tener más conciencia a lo que necesita nuestro cuerpo”, explica.
Después de más de un año de búsqueda de algún lugar para llevar a cabo su proyecto, no lo pudo concretar sino hasta que llegó a Pichilemu y se encontré con toda esta maravilla: “Supe inmediatamente donde quería estar”.
Relata que se fue a vivir allá y estuvo investigando cómo se alimentaban y qué consumían los pichileminos, descubriendo, además, sus productos de la tierra y el mar, hablando con las artesanas de Cáhuil, los pescadores, los carpinteros que trabajan con la madera nativa. Pudo también ir al pueblo de Pañul, donde escuchó las historias sobre cómo se trabajaba la arcilla y conoció a mujeres emprendedoras que trabajan en totora, tejidos, artesanía, cactus.
Se dio cuenta de que estaba en buen camino, qué era lo que quería para lograr el estilo del restorán y hacer un centro cultural gastronómico, un lugar de encuentro. Fue así que se dedicó por un tiempo a vender pastelería saludable, mientras buscaba el lugar ideal para concretar el proyecto que tenía en mente desde hace muchos años. “Hasta que llegue al lugar, esta casona que es un lugar de encuentro, con sus colores y sabores, un lugar por el que me la jugué para que conocieran el sentido que tiene el restorán y que también es de todos”.
Hoy, a sus treinta y tres años, puede decir que lo logró, que ya tiene ese espacio para todos, una zona sin exclusión, para jóvenes, mayores, niños. El Cardón consta de varios ambientes con diversas temáticas, “un sitio para venir a disfrutar de buena gastronomía con alimentos que nos da nuestra tierra como el mar, para saber que estamos rodeados de naturaleza que podemos disfrutar de ella”.
Juntando estilos de gastronomía con el arte, la música y rodeado de los colores del atardecer en sus paredes y en las pinturas en tela, cada espacio tiene algo especial en El Cardón Café Restobar, pues esta joven empresaria allegada en Pichilemu logró hacer partícipes a artesanas, músicos y emprendedores locales, quienes tienen allí un lugar para ellos.
Carla Antonieta Varas Pantoja, quien fue seleccionada para representar a la Región de O’Higgins en el concurso Mujer Empresaria Turística 2018, resalta que “la asociatividad es muy importante, ya que a través de ella se puede conocer las realidades de otras mujeres que se han superado y que cuentan con una condición de vida diferente. Así podemos juntas potenciar el trabajo que cada una desarrolla”.
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