Jorge Aragón (70), empresario turístico y dueño del hotel “Sol de Arica”, cuenta que una de las principales razones por las que obtuvo nuevamente el Sello Q de calidad turística es la familiaridad y el trato “de hogar” que reciben los pasajeros que se hospedan en su hotel.
“Acá los pasajeros vienen y se van felices porque se les brinda un trato distinto, personalizado. Como si estuvieran en su propio hogar. Todo el personal está capacitado para atenderlos de la mejor forma y crear un vínculo de atención tipo familiar con los turistas”, cuenta Aragón, ex presidente de la Cámara de Turismo de Arica.
Así también lo asegura Margarita Benavides (53), mucama hace 5 años de este hotel. “El turista lo que busca es que lo atiendan bien, que sean amables, que puedan recomendarle lugares dónde ir, que atiendan a sus consultas. Hay que ser atentos, cariñosos y que se sientan a gusto como si fuera su casa. Después de eso vuelven porque sintieron que acá se les atendió bien”.
El “Sol de Arica”, ubicado en la Rotonda Azapa, fue adquirido por Jorge Aragón en el 2000 y desde ahí que su capacidad aumentó de 22 habitaciones a 64. Actualmente posee un personal de 28 personas, dos restaurantes con capacidad de 150 y 80 personas cada uno, dos cocinas y una piscina. Trabajan 28 personas entre camareras, garzones, jefes de mantención, estafeta, recepcionista y administradora. El 90 por ciento de las personas que trabajan en el lugar son mujeres, en su mayoría ex dueñas de casa.
“Le damos muchas preferencia a las dueñas de casa, primero por el buen trato que tienen y segundo para brindarles una oportunidad. El mayor capital que tiene esta empresa es el personal. El fuerte está basado en una atención óptima y el mejoramiento continuo de la calidad del servicio como también de la infraestructura”, destaca el empresario.
Dice que llegó a obtener el sello de calidad turística, que fue entregado por el Director Regional (s) de Sernatur, Juan Ignacio Concha, porque con sus trabajadores fueron pioneros en el ISO 9000 y también en el Sello Q.
Cree que Arica debe convertirse en una ciudad de encuentro del adulto mayor no sólo para venir de vacaciones sino que a pasar los meses de invierno. “Acá hay empresarios turísticos preparados para recibir a visitantes de la tercera edad. Hay que promocionar los atractivos y comodidades de la región y seguir inculcándoles a los trabajadores del turismo que atiendan a los visitantes como si fueran su propia familia”, recalca con la pasión que lo caracteriza.
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