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Elena Molina y los frutos del desierto

12 Noviembre, 2015

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Caso de Exito Atacama


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Esta mujer copiapina de sesenta y dos años ha rescatado los usos de uno de los frutos ancestrales del valle de Copiapó: el chañar, dándole un valor agregado a un producto tradicional que le permitió sacar adelante a sus tres hijos, a quienes les brindó educación universitaria gracias a su esfuerzo. Actualmente, es invitada fija a las ferias de productos típicos de Atacama.

Hace quince años, cuando buscaba una fuente de ingresos que no la obligara a estar fuera de su hogar, Elena Molina, de sesenta y dos años, se preguntó por qué el fruto del árbol chañar no se utilizaba, siendo que tenía tantos usos. Así fue cómo comenzó su emprendimiento: decidió iniciarse en la producción de arrope de chañar, mermeladas y todo tipo de derivados que la han hecho conocida a nivel nacional, generando una oferta hasta entonces inexplorada.
Esta esforzada mujer, madre de tres hijos, explica que su interés por trabajar este tradicional fruto del norte provino luego de ver que había tanto chañar en todos los rincones de su ciudad natal y que nadie le daba el uso que verdaderamente tiene. “Investigué y descubrí el aporte que tiene como alimento, con alto contenido de proteínas y potasio. Entonces, decidí que había que masificarlo, porque no estaba siendo aprovechado, solo se hacía el arrope y pensé que sería bueno hacer otro tipo de productos”, relata Elena, agregando que “así fue que nació la idea de trabajar, enfocada solamente al chañar, al que me dedico 100%. La gente ya lo conoce y me da resultados económicos, ha sido muy bueno el recibimiento”.
En primera instancia, comenzó por elaborar el arrope como producto ancestral, típico de la región, el cual en forma de jarabe sirve para el asma y la tos. Este fruto, además, tiene la particularidad de ser un excelente antihistamínico y expectorante, gracias a sus propiedades naturales. Luego, siguió trabajándolo como alimento, como la mermelada de chañar, que –dice Elena– “es muy rica y poco común, nadie más la hace en la Región de Atacama. Ahora hago también harina de chañar e incluso preparo café con chañar”.
Elena Molina también ha alcanzado reconocimientos a nivel nacional, sobre todo, gracias al pebre con chañar, “eso lo hago –relata con orgullo– con la fibra deshidratada de la harina integral de chañar que desarrollo. Es un subproducto alto en fibra dietética. Es un condimento picantito que se llama chimichurri de chañar y con el cual saqué el segundo lugar en una cumbre guachaca, donde había una competencia de pebres regionales y nosotros salimos segundos con este pebre copiapino”.
–¿De qué manera ayuda a la identidad regional y el turismo los productos con chañar?
–La idea mía siempre fue enfocar este producto local y mostrarlo como un producto netamente regional. Mi trabajo en el turismo va por mostrar un producto que es común en el valle de Copiapó, tierra de chañares, a todos los visitantes. Acá en mi tiendita, a los turistas yo les ofrezco el producto típico de la zona y se van felices de llevarse un pedacito de la cultura del desierto y de Copiapó.

Elena Molina
Paseo Julio Aciares, esquina O’Higgins con Chacabuco, frente a la plaza de Copiapó
8 861 98 85
emolinapaez@gmail.com

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