Por Daniel Díaz Pérez, director de Sernatur Atacama.
Qué duda cabe de que es necesario difundir aún más los atractivos turísticos de la Región de Atacama para alcanzar el tan anhelado posicionamiento turístico, que tanto públicos como privados, aspiramos a nivel nacional como internacional. Al sesionar en las Gobernanzas de la Política Regional de Turismo la proclama es la misma ¡Más promoción! Sin embargo, este no es el único componente gravitante para aspirar a ser un destino de clase mundial y lograr, por ejemplo, que los casi 267 mil turistas que se recibieron el año pasado, se enamoren de Atacama.
La importancia de la oferta, de su calidad, de la amabilidad, la sonrisa, la necesidad de incorporar una cultura de los servicios a nivel regional, en donde lo que se vende no es una cama, sino que descanso para seguir disfrutando de la región; donde no se vende un tour, sino que experiencias memorables para toda la vida; no se venden alimentos, sino que los sabores de Atacama, es algo que los prestadores de servicios turísticos deben considerar al articular sus productos.
Es cierto que tenemos desafíos de distintas características a nivel país y regional para posicionar el turismo como una actividad relevante en la economía nacional, pero con pequeñas acciones podríamos lograr quedar en el corazón de aquellos que nos visiten. Por ejemplo incorporando elementos de la identidad local en la oferta gastronómica, entregando un relato fehaciente y veraz que incorpore elementos patrimoniales y culturales de nuestra región, hacer parte éticamente y de manera responsable a nuestras comunidades indígenas en nuestros recorridos turísticos, así como incorporar en nuestros establecimientos de alojamiento turístico elementos identitarios, con una materialidad acorde a nuestro entorno desértico.
Considerando estos simples elementos podemos asegurar que quienes disfruten de tinajas en Chamonate, del buceo en Bahía Inglesa, del avistamiento de cetáceos en Chañaral de Aceituno o de un trekking por Pan de Azúcar, se irán con algo más de lo que vinieron a buscar, por cierto sus expectativas serán superadas, y para alcanzar aquello, debemos seguir afianzando el trabajo conjunto público-privado.
Por eso la invitación es a ofrecer un mejor servicio, a recordar que estamos en la industria de la hospitalidad y nuestro deber es hacer sentir al huésped o pasajero como la persona más importante de nuestro negocio, a entregar un servicio personalizado, de manera de hacerlo sentir que se va enamorado de Atacama.
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