Angélica fue la emprendedora destacada de la Región de Los Ríos en el concurso Mujer Empresaria Turística 2022 por Fortín Mapuche, empresa con la que ofrece servicios de guiado con identidad local y gastronomía casera.
Soy Angélica Alejandra Ester Chincolef Huenuman, dueña de Fortín Mapuche. Mi negocio nace para no emigrar: no me gustó la experiencia cuando fui a trabajar a la ciudad, por ello, decidí volver al campo. Quise trabajar la agricultura, pero el terreno no me acompañaba, así que busqué un curso de gastronomía y solo encontré uno para ser guía de turismo local en 2016, el cual me interesó y me inscribí.
Aprendí de los recursos naturales y culturales, ya que nuestra comuna es turística con zonas termales, siete lagos, cascadas, parques nacionales, volcanes y, lo más importante, aprendí a valorar mi pueblo mapuche. Me di cuenta de que no se hablaba mucho de nuestra cultura desde el sector turístico.
En mi hogar, ha existido un fuerte de guerra y hay un fortín mapuche que tiene más de quinientos años. Con mi madre comenzamos a limpiarlo, ya que tenía malezas y murras, para darlo a conocer a turistas. A pesar de que a mis padres no les gustaba la idea, yo insistí y busqué ayuda en instituciones públicas y, aunque no tuve mucho éxito en esta etapa, continúe con mi idea.
Durante el año 2020, se mantuvo el emprendimiento cerrado y mejoramos la infraestructura a través de la construcción de una terraza techada de setenta metros cuadrados, además de implementar todas las medidas sanitarias solicitadas por el Ministerio de Salud.
Durante 2021, abrimos y nos sumamos a las redes sociales para difundir la apertura, las formas de reserva y la prestación del servicio, atendiendo en nuestras nuevas instalaciones en un espacio más ventilado y con el distanciamiento social requerido.
A las delegaciones, dependiendo del número, las dividimos para no tener mucha gente a la vez en las instalaciones, haciéndolos rotar en sistema de turnos, tanto para recibir la alimentación como para el servicio de guiado.
Estas medidas han servido y hemos tenido un buen invierno en ámbitos económicos, además de dar trabajo a personas locales y comprar productos locales, lo que ha generado un comercio circular, ya que estamos conscientes de que a todos nos afectó muchísimo económicamente. Pero seguimos avanzando y levantándonos.
Comencé el guiado en nuestro Fortín Mapuche con un relato que me entregaron mi abuelo y mi padre desde pequeña. Averigüé con personas ancianas para construir un relato real y sin folclorizar, para contar la historia de nuestros antepasados, sobre luchas y batallas que sufrió mi pueblo, donde el fortín fue un testigo mudo, como lo llama mi abuelo Francisco Huenuman.
Para mí, es un espacio de orgullo. A pesar de la sangre injustamente derramada y en honor a ellos, hemos construido seis che mamull (gente de madera). Este es el único fortín mapuche a nivel nacional restaurado.
También comenzamos el guiado y, como consecuencia de este servicio, los visitantes nos solicitaban alimentación, lo que fue generando trabajo. La alimentación se da en una autentica ruka de totora, única en el territorio.
Si bien nunca esas barreras o dificultades relacionadas al género han sido tantas, algunas dificultades que podemos señalar son que proveedores me cobraran más por ser mujer o que las comunidades de alrededor de mis instituciones cuestionaran que sea yo, una mujer, quien lidere este emprendimiento y lugar histórico y cultural.
Pero esta problemática se superó fácilmente conversando y explicando en que consistiría esta iniciativa, respetando nuestra cultura. Gracias también a la asesoría técnica en turismo de Indap, pude adquirir herramientas necesarias para ir madurando mi emprendimiento, tales como asesorías comerciales, opciones para promocionar y plantear mi emprendimiento, entre otras.
También hemos podido mostrar en televisión y otros medios de comunicación cómo trabajamos responsablemente en tan importante lugar.
Mi mensaje de motivación para las mujeres es que sigan adelante con perseverancia, sean constantes, luchadoras y vayan capacitándose, mejorando sus servicios, amando lo que hacen para no perderle nunca el cariño.
A mí me motivó ver otras mujeres, madres solteras, triunfadoras. Ya ser mujer, madre soltera y dueña de casa son tremendos desafíos. Cuesta arriba, ellas pudieron y ¿por qué yo no, siendo joven y sin hijos? Eso me dio fuerza, me llevó a luchar por mí y mi madre, una gran mujer luchadora y apañadora. Me esfuerzo para ser su orgullo.
Además, qué lindo es levantarse y ser feliz con lo que haces, que son años de dificultades, tristezas, muchas emociones, pero que a lo largo del tiempo van dando sus frutos.
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