Soy Yeise Andrea Serrano Rojas, dueña de Bosques del Paico. Con el estallido social, quedé sin trabajo, era ejecutiva de ventas en una inmobiliaria). Pensé en cómo generar recursos para mí y mis hijas, ya que soy separada hace diez años y no tengo ayuda del padre. Compré con mi finiquito la primera tinaja y pensé en hacer una cabaña, pero llegó la pandemia y todo quedó en stop.

Pasaron los meses y los recursos escaseaban, pero seguía con la idea fija de un spa con un espacio para descansar o dormir. En octubre del 2020, se construyó e primer glamping: fue de locos, tan bien me fue que en febrero del 2021 compré tres tinajas más y construí tres glamping, con el dinero que me dio la primera se financió lo demás.

Luego fui hermoseando el lugar y, en diciembre del 2021, compré una tinaja familiar y saunas. Se armó un salón de masajes, construimos más baños, entre otras mejoras. Todo autofinanciado por el mismo emprendimiento donde trabajo junto a mis hijas y mi pareja.

Tuviste que repensar la forma de llevar adelante tu negocio. ¿Cómo fue operar en medio de la pandemia?

Creo haberle dado la vuelta a la cesantía y a las restricciones sanitarias por la pandemia ofreciendo un servicio diferente: tinajas para dos personas de uso exclusivo, sin rotar personas, dando la tranquilidad a nuestros clientes de no ponerlos en riesgo al estar en contacto con otras personas. Hemos aplicado normas de comportamiento e higiene, además de invitar a nuestros clientes a disfrutar de un espacio con responsabilidad.

¿Cuáles son las características únicas que los turistas pueden encontrar en Bosques del Paico?

Somos un lugar único, distinto, donde la experiencia que se llevan nuestros clientes es inolvidable. Es hacerlos volver a lo esencial, sin luces exteriores, sin conexión, sin televisión, nada que interrumpa el verdadero descanso.

Ellos destacan lo bello del lugar, la atención que reciben, la amabilidad con la que son atendidos, lo tranquilo y privado del lugar. Es muy importante mencionar que, al ser tinajas de uso exclusivo, al aire libre, con un entorno campestre y a tan solo cuarenta minutos de Santiago, lo hacen un lugar atractivo. Es vivir el sur a solo minutos de la gran ciudad.

¿Ha sido complejo liderar un emprendimiento siendo mujer?

Afortunadamente, no me he encontrado con barreras asociadas al género. Al contrario, me siento afortunada. Respecto a otras barreras, las principales fueron la pandemia y sus restricciones, así como la complicaciones propias de contar con los permisos de funcionamiento.

¿Cuál es tu mensaje para las mujeres que necesitan ese empuje para emprender?

Mi llamado es a no quedarse estáticas. Quiero decirles que se pude lograr todo si se lo proponen. No sé cómo expresar tanto sentimiento: amigas, sufrí maltrato intrafamiliar, tuve que arrancar con un hijo en enseñanza media y dos pequeñas de cuatro y cinco años, pero no me quedé llorando y lamentándome. Por el contrario, saqué todas la experiencia de esa situación y la transformé en fuerza, ganas de superación, ímpetu.

Nunca creí que era tan fuerte, nunca pensé que podía hacer tantas cosas. Y las hice. Me siento tan feliz y orgullosa cuando mis cuatro hijos me dicen lo orgullosos que están de mí. Mis hijas me dicen que quieren ser como su mamá.

¿Qué les diría a otras mujeres? Vamos, levántate: lávate la cara, seca las lágrimas, mírate al espejo y despierta, porque se puede. Tú puedes, ella puede, todas podemos. No sirve quedarse sentada esperando a que alguien venga en nuestra ayuda, hay que salir y conquistar la vida.