Bianca Leonor López Zúñiga es una de las ganadoras del concurso Mujer Empresaria Turística 2023 por Bosques de Loncotraro, cabañas en las que aplica aspectos de inclusión y sustentabilidad.
Mi nombre es Bianca Leonor López Zúñiga, propietaria de Cabañas Bosques de Loncotraro. Soy madre de dos pequeños hijos, Luciano y Almendra. Mi sueño comienza en 2016, después del fallecimiento de mi madre y tras una dolorosa separación con el padre de mis hijos. Así nace con fuerza mi motivación de emprender junto a mis hijos, algo que me permitiera salir adelante económica y emocionalmente.
Necesitaba crear algo que nos motivara y desde siempre la interacción con las personas y el apego a la naturaleza fueron algo que mis padres promovieron desde que era pequeña. Eso mismo busco traspasar a mis hijos, además de disfrutar la compañía de amigos y visitas en nuestra casa, la cual fue siempre un centro de encuentro. Así nace el sueño familiar de Cabañas Bosques de Loncotraro, un lugar mágico inmerso en la naturaleza, rodeado de árboles nativos milenarios y vertientes subterráneas; para nosotros, un lugar de encuentro y de conexión con la naturaleza.
La idea venía de hace bastante tiempo, solo que no me atrevía a hacerlo. Siempre tuve un trabajo estable, de formación soy ingeniera, y no era fácil hacer un cambio así con dos niños pequeños a cargo. Pero siempre sentí que no era lo que me hacía feliz. Luego de que fallece mi madre, tuve la fuerza de hacerlo y en la parcela a orillas del río Quepe, donde vivía con mis hijos en ese momento, decidí iniciar mi emprendimiento rentando una cabaña muy básica que tenía.
Habilité la cabaña, decidí arreglarla y la arrendé por días en el verano de 2015. Fue allí cuando me di cuenta de cómo disfrutaba recibir a los visitantes y que se fueran felices. Mi meta fue siempre que se fueran contentos, así que comencé a buscar un lugar para adquirirlo, dejar mi estabilidad económica de aquella época y apostar por este sueño de emprender, pero que fuera en la zona lacustre, ya que todos los veranos de mi infancia nos trasladábamos a acampar en la zona con mis padres y hermanas. También la zona lacustre tenía una importancia a nivel turístico bien posicionado, su entorno natural, hizo que viera una oportunidad de negocio ahí.
Mi padre, que es el más grande emprendedor cercano que conozco, no dudó en apoyarme desde el inicio para que me arriesgara por el camino del emprendimiento. Fue así como dejé mi trabajo estable para tomar el camino del emprendimiento, motivada en hacer algo que tuviera un sentido en mi vida y que me permitiera compartir con mis hijos, mi padre y, en ese entonces, mi hermana Marlene. No fue fácil, surgió una serie de problemas personales y pérdidas significativas en nuestras vidas, como la partida de mi hermana que perdió la lucha contra el cáncer, provocando un dolor muy profundo. Sin embargo, logramos continuar pese a todas las adversidades.
Desde sus inicios, he tenido la motivación de hacer de Bosques de Loncotraro un lugar inclusivo. Queremos ser reconocidos a nivel nacional como un destino turístico sustentable e inclusivo.
Martín, un niño con discapacidad neurológica, fue quien me mostró el mundo de la discapacidad desde cerca. Él es hijo de Vanesa, que fue parte de nuestro equipo por cinco años. Vivían en una de nuestras cabañas, por lo que pasó a ser parte de nuestra familia. Nuestro sueño era que Martín pudiera tener acceso a toda la infraestructura de Bosques de Loncotraro y que personas como él no tuvieran que pedir infraestructura accesible, sino que simplemente se piense en ella desde un inicio. Fue así como nos motivamos a construir una cabaña con acceso inclusivo y un mirador a nuestro bosque con rampa de acceso.
Hemos trabajado desde los inicios en conjunto con las organizaciones de discapacidad de la zona lacustre: en Pucón con Adipu y en Villarrica con Claudivi. Con ellas, promovemos actividades de turismo inclusivo, tales como noches de astroturismo en la playa, donde se habilita una plataforma móvil para contar con un acceso inclusivo. También trabajamos con organizaciones internacionales, como Wheel The World.
Amamos la naturaleza junto a mis dos pequeños hijos y creemos en su valoración. Por ellos, desarrollamos actividades y talleres de reciclaje para nuestros huéspedes, con los que promovemos la importancia de la separación de residuos. Cada cabaña tiene contenedores de separación y semanalmente llevamos al punto de reciclaje vidrios, plásticos, latas y cartones. Para los residuos orgánicos, tenemos una compostera donde los depositamos y, luego de unos meses, usamos la tierra en nuestro invernadero. Es un invernadero comunitario, en que los huéspedes ayudan durante su estadía con el regadío y el cuidado y pueden también cosechar las verduras.
Tenemos cuatro estaciones que buscan conectar al visitante con los sentidos y la naturaleza: el agua a orillas del estero, la tierra en el invernadero donde los invitamos a participar del cultivo de hortalizas, el fuego, con el sector de fogatas, y el aire, en una hamaca colgante.
Sin duda, lo que nos caracteriza es realizar un turismo inclusivo y sustentable. La magia de Bosques de Loncotraro radica en traspasar a los visitantes el amor y el cuidado a la naturaleza. Cuando llegan, los invitamos a separar sus residuos durante su estadía y hacer ecoladrillos con los plásticos, que luego usamos para construir. Nos interesa interiorizar la costumbre, por eso hacemos talleres de reciclaje para niños.
Tenemos cabañas colgantes sobre los árboles con acceso inclusivo. Es un sistema innovador y único, que fue realizado con financiamiento de Corfo. Usamos el sistema de los canopy, pero para sostener una cabaña sobre el árbol. Recuerdo a nuestra clienta Luisa, que tiene parálisis en su cuerpo y se moviliza en silla de ruedas. Ella me dijo: “Bianca, siempre observé a mi hermana trepar los árboles y jamás pensé que yo iba estar en las copas de estos hermosos árboles”. Eso es gratificante.
También hacemos trekking acompañado de un picnic en medio del bosque, noches de fogatas en las que compartimos queso de campo asado, contamos historias, tocamos guitarra y realizamos noches de astronomía y avistamiento del cielo con telescopio. Nuestro propósito es generar momentos memorables en quienes nos visitan, con la naturaleza en el centro.
Cuando partí mi emprendimiento, me vi enfrentada a lidiar con el mundo de la construcción. Yo tenía claro que quería entregar una experiencia a quienes nos visitaban, pero para eso debía proveer la infraestructura necesaria. La construcción es un sector altamente masculinizado, donde la mujer no tiene espacio, desde los vendedores de materiales, maestros, etcétera… nadie confía en que una mujer es capaz de llevar a cabo de buena forma una construcción.
Además, en mi caso se juntaba la nula experiencia y el poco conocimiento de construcción, lo cual hizo más grande el desafío. Luego, se vinieron las dificultades de sacar los permisos de edificación y resoluciones necesarias, para conseguir la confianza del banco para levantar fondos que hicieran viable el proyecto. En fin, una montaña interminable de desafíos y barreras.
Vengo de una familia en que mi padre es especialmente machista, lo que hizo para bien o para mal que desarrollara habilidades desde muy temprana edad, para empoderarme de mis habilidades y creer en ellas. Y con mi emprendimiento no fue la excepción: usé ese empoderamiento, mis conocimientos, dejé los miedos de lado, golpeé puertas, pedí ayuda y consejos y me centré en que el bienestar de mis hijos dependía de mí en esos momentos.
Participamos en gremios y estamos en constantes capacitaciones para crecer y trabajamos en alianza con muchos emprendimientos de mujeres. Esa colaboración se dio naturalmente: comenzamos ofreciendo diversas experiencias a nuestros clientes, cabalgatas, almuerzos en una ruka, kayak, cafetería, tienda de chocolates y, sin darnos cuenta, habíamos formado una alianza con más de treinta emprendimientos de la zona, donde entregamos una mejor experiencia al cliente, siempre de manera inclusiva y donde la naturaleza es el centro.
Fue así como nació Alianza Bosque y Lago que formamos con Claudia de Cabañas Kallfurayen, donde promocionamos todos los emprendimientos de esta alianza. Es bonito, ya que, si los visitantes van a algún lugar de la alianza, los hacen sentir especiales, y eso el cliente lo valora. Siempre con afán colaborativo, nos apoyamos en todo. Es un estilo de trabajo que, sin duda, nos ha permitido superar muchas barreras.
Para la crisis sanitaria, tuvimos que enfrentar tiempos difíciles de grandes endeudamientos, pero siempre hicimos frente a esta situación. Para atenuar el efecto de la crisis, nos enfocamos en golpear puertas para definir e implementar estrictos protocolos sanitarios, como una reapertura segura para nuestros clientes y equipo. Trabajamos en conjunto con nuestros colegas en la implementación de los protocolos covid, nos capacitamos con apoyos del Estado, solicitamos ayuda a la cámara de turismo y Sernatur, quienes nos ayudaron a definir los protocolos y asesoraron en su implementación. Recibimos apoyo de centro de negocios de Temuco, Villarrica, agrupaciones de alojamiento y turismo de la zona lacustre.
Mi historia tiene alegrías, esfuerzo, dificultades, probablemente como muchas mujeres. Ahora me doy cuenta del extenso camino recorrido hasta ahora: emprender no es fácil, todos partimos de un sueño motivados fuertemente por diferentes factores y experiencias, pero de seguro todos hemos pasado dificultades y más de una vez conocido el fracaso. Para triunfar necesitas talento y mil cosas más y siendo mujer son esas mil cosas las que te hacen triunfar.
Partimos con una idea de negocio y lo importante es perseverar y no abandonar un sueño, por difícil que parezca, lo importante es creerlo firmemente y trabajar para ello. Las mujeres tenemos en nuestro ADN la empatía y el espíritu colaborativo, eso hace que logremos grandes cosas. El empuje de sacar adelante a nuestros hijos y nuestro desarrollo como mujer lo hace más gratificante, creo que la colaboración es una forma de vida y que el turismo entrega felicidad.
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