El concurso Mujer Empresaria Turística 2017 distinguió a las mujeres que emprendieron en turismo e incorporaron en sus empresas a la sustentabilidad como parte de sus buenas prácticas. Claudina fue la empresaria destacada de la Región de O’Higgins.
En la Región de O’Higgins, la mano de obra del turismo está integrada en su mayor parte por mujeres, quienes realizan un importante aporte familiar gracias a este rubro. Un ejemplo de aquello es el caso de Claudina Rosa Blanco Muñoz, de la comuna de Las Cabras. Ella es dueña de Claugamar Artesanía, emprendimiento que se dedica a la elaboración de textil, como ponchos, bajadas de cama, faldas, echarpes, entre otros productos. Su técnica es el tejido en telar mapuche con lana de ovejas y teñido con flores silvestres.
La propia empresaria explica los motivos para emprender y cómo se originó su negocio: “Todo comenzó desde pequeña, cuando mi madre realizaba este oficio y nosotras con mi hermana aprendíamos. Pasado el tiempo y tras fallecer, dejamos de lado lo que nos enseñó, hasta que un día viendo un programa de televisión me di cuenta del valor que tenían nuestros conocimientos y nos pusimos a tejer. En una primera instancia, para la familia solamente, pero luego decidimos vender a todo público”.
Claudina Rosa reconoce que en un principio le daba vergüenza vender sus productos y que la gente supiese que era ella quien hacía esos hermosos ponchos y echarpes. Sin embargo, gracias al apoyo de coaching empresarial, dice que aprendió a darle el valor que necesitaba para venderlos. Explica que notó que “mucha gente de mi localidad quemaba la lana de oveja y por eso decidí comprárselas, para realizar el proceso correspondiente de limpieza y teñirlas con plantas y vegetales. Una vez que construí mi taller, pude empezar a enseñarle a las futuras generaciones este maravilloso oficio y así generar más ingresos para mi hogar”.
–¿De qué forma se compromete con el medio ambiente en la realización de tus productos?
–Utilizo plantas nativas y vegetales para el teñido de las lanas, como nogal, romero, menta, betarraga, flor de dalia y otros.
–¿Y en cuanto a las medidas socioculturales que ha tomado para desarrollar su emprendimiento?
–El personal es 100% local. Somos nacidas y criadas en la comuna de Las Cabras y le damos la identidad a nuestra localidad de La Cebada. Además, mi principal proveedor principal es una señora de la localidad de El Estero, a la cual le compro la lana de oveja. En el proceso, luego la lana se lava y se tiñe para después lograr con el huso el hilo en sí y, por consiguiente, pasar al tejido en telar. El origen de mi insumo principal es directamente de la lana de oveja, los telares que he comprado ha sido a través de fondos concursables que me he adjudicado, como también compra propia desde las ganancias que obtengo del producto ya finalizado.
Claudina Rosa, mujer empresaria de cincuenta y dos años, se siente un fiel reflejo de lo que es torcerle la mano al destino: “Mi negocio vino a fortalecer los ingresos de mi familia y también me abrió las puertas para valorarme como empresaria, pero sobre todo como mujer”.
Su historia motiva a intentarlo, ya que el esfuerzo trae sus recompensas. “Salí adelante con mi hijo, sin necesitar un hombre a mi lado. Pude apoyar y cuidar a mi padre que está postrado y sobre todo darle una mano a mi hermana después de su parálisis cerebral. Hoy nos encontramos tejiendo juntas, como nos enseñó nuestra madre, y tenemos un espacio que es único y propio”, cuenta orgullosa.
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