Conoce la historia de la seleccionada de la Región de Coquimbo para el concurso Mujer Empresaria Turística 2021, quien supo mantener a flote su negocio a pesar de la crisis provocada por la pandemia.
Soy Nélida González Guerrero, dueña del Restaurant La Rueda de Andacollo. Mi negocio se inició hace aproximadamente cincuenta años, es un negocio familiar que inició mi esposo, quien falleció en 2015. Fue él quien se hizo cargo hace veinte años de este emprendimiento, el cual anteriormente estuvo a cargo de su madre.
La Rueda es el restorán con mayor tradición en nuestra comuna: al principio, fue una fuente de soda, para luego, con el correr de los años, transformarse en restorán. Nuestra historia es amplia, hasta el día de hoy es un punto de encuentro de la comunidad y un lugar muy concurrido por turistas, quienes visitan a nuestra Chinita, la virgen de Andacollo. Nuestro fuerte son las comidas criollas, con las cuales hemos captado clientes de toda la vida. El año 1970, llegué a formar parte del equipo de trabajo de mi suegra, para luego conocer al amor de mi vida, que fue mi viejo Wilson Aranda. Desde esos años que el restorán se transformó en mi vida.
La pandemia nos golpeó fuerte, tanto a mí como a mis trabajadoras. Durante ocho meses mantuve mi restorán cerrado, acogiéndome a la Ley de Protección del Empleo, para no abandonar a mis trabajadoras y sembrar esperanza entre tanta incertidumbre. En enero de 2020, había terminado una hermosa remodelación, de la cual no pude ver retribuciones debido al cierre entre marzo y noviembre.
Pero siempre mantuve la esperanza de recomenzar con más fuerza, entregando lo mejor de cada uno de nosotros. El apoyo de mis trabajadoras ha sido fundamental, para sobrellevar estos malos momentos. Una vez que pudimos reabrir, adopté todos los protocolos de salud exigidos por la autoridad, para entregar la confianza de que nuestro restorán era un establecimiento que cumplía al máximo con las exigencias, lo cual nos llevó a ser certificados por Sernatur.
Porque es parte de la cultura andacollina. Quien no ha venido a La Rueda, no ha venido a Andacollo. Fuimos siempre un restorán de tradición minera: en tiempos pasados, nuestros pirquineros venían a disfrutar y a repartir las ganancias obtenidas del cerro que, lamentablemente, se llevó a muchos trabajadores debido a las malas condiciones laborales. Para cada fiesta de octubre (la Fiesta Chica) y diciembre (la Fiesta Grande), nuestro restorán brilla como en sus mejores tiempos, siendo un lugar de obligada visita tanto para peregrinos como para turistas en general. Hemos sido destacados en medios regionales y locales, especialmente por la tradición que aún se mantiene viva, incluso después de los golpes que me ha dado la vida, llevándose a mi suegra y, a temprana edad, a mi marido, quien falleció inesperadamente a sus sesenta y nueve años. La verdad es que el mejor reconocimiento que tenemos son los más de cincuenta años de tradición andacollina.
Culturalmente, Andacollo siempre ha sido un pueblo de pensamiento un poco machista, ya que siempre fue el hombre quien era el jefe de hogar, relegando a la mujer a las labores domésticas y de crianza y cuidado de sus hijos. Luego de quedar viuda, todo se transformó en un desafío, ya que siempre estuve al amparo de mi marido, quien fue un hombre excelente que siempre se preocupó de todo Yo me encargaba de las cosas del hogar y de ayudar al funcionamiento del restorán, mientras que mi marido veía los temas más complejos. Luego de su fallecimiento, asumí este desafío con muchos miedos y temores, pero enfrenté la vida con entereza y logré forjarme un nombre en base a mucho trabajo y dedicación, superando esa barrera de que las mujeres solo teníamos que ser protagonistas en el seno del hogar, superando obstáculos principalmente cuando aún nos veían como el sexo débil.
Las mujeres tenemos muchas cualidades, como la resiliencia, hacernos fuertes ante las dificultades, ver opciones donde nadie más las ve, somos optimistas y le ponemos corazón y amor a cada una de las cosas que hacemos. Las mujeres somos capaces de mucho, especialmente, cuando nos asociamos y empujamos todas por un mismo fin: unidas no hay pandemia ni nada que nos detenga, las dificultades, más que dificultades, son desafíos y creo que no hay desafío más grande que tratar de ser mejores.
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