Luego de establecerse con La Pulpería de Antuco, esta empresaria de la cordillera de Biobío hoy se atreve a administrar y trabajar en la que ella llama “una verdadera joya para Antuco”.
En medio de la imponente y tranquila montaña de Biobío, se ubica un nuevo hotel cordillerano que comienza a llamar la atención. Se trata del Eco Hotel Antuco, establecimiento emplazado en la localidad del mismo nombre y que es liderado por una mujer.
Ella es Aída Cecilia Figueroa, conocida empresaria de la zona que, luego de abrirse paso en el turismo regional, a través de su clásico café-restaurant La Pulpería de Antuco, hoy se enfrenta a un desafío mayor.
Un hotel sostenible, responsable con el medio ambiente y un proyecto que, según la misma Aída, es el resultado de la incansable búsqueda por conocer, capacitarse y pavimentar el camino hacia el emprendimiento turístico de primer nivel.
“Gracias al contacto que tenemos con los turistas que nos visitan, nos dimos cuenta de que, de a poco, la gente comenzaba a solicitar alojamiento o cabañas. Con esa inquietud, empezamos a estudiar el tema, a capacitarnos y a buscar financiamiento. Hoy, aún estamos en marcha blanca, pero en este momento estoy llena de casi puros turistas extranjeros”, asegura la empresaria.
Pero nada de esto fue sencillo. Desde la habilitación de aquella casa de inquilinos y la apertura de la pulpería en 2008, el trabajo ha sido constante.
“Hemos postulado a varios fondos, capital semilla y otras cosas que nos han ayudado en todo esto. Aunque todavía falta. Esta es solo la primera etapa y espero que, en un tiempo, el Hotel y el restaurante puedan ser una verdadera joya para Antuco”.
Alma proactiva
Ese espíritu de superación es el que día a día alimenta las ganas de esta santiaguina enamorada del turismo. Un ejemplo de esto es que “hace unos años, tuve un programa de turismo en una radio comunitaria donde se hablaba de los temas de la zona. Por razones personales, después, tuve que dejarlo, pero a veces hay gente que aún lo recuerda con cariño”.
Sin embargo, y a pesar del afecto que le tiene a la tierra antucana, Aída sabe que falta mucho trabajo por hacer. “Tenemos el potencial para hacer crecer la zona, pero debemos ser capaces de trabajar en conjunto, no solo entre los empresarios, también con la comunidad. Tenemos que creernos el cuento y tener claro que el turismo ayuda a todo el sector”.
Orgullosa de su trabajo, y a modo de reflexión, ella cuenta que nunca se ha sentido discriminada por ser mujer. “Al contrario. Desde que estoy en este rubro, me he sentido superestimada y realizada, con mucha colaboración del resto y de Sernatur”.
Asegura, también, que para emprender en el turismo lo más importante siempre es “tener las ganas y la convicción de que las cosas pueden funcionar. Hay que postular a todo y siempre pensar de manera positiva”.
Un consejo importante para aquellas que quieran seguir su ejemplo es estar pendiente de los cambios que hacen mejorar a la industria. “Siempre hay que estar buscando maneras de mejorar esto o de innovar. La verdad es que yo nunca me he quedado atrás”.
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