Ingrid Acuña, lleva más de cuatro años apostando en La Unión por entregar un servicio de cabañas confiable y que sea reconocida en la zona como en el resto de la región. No ha sido fácil, pero lo más importante –según ella– es ser perseverante.
Amanece en la comuna de La Unión, con una temperatura que obliga a cualquiera a abrigarse más de la cuenta. Pero, para Ingrid Acuña, es parte de la rutina: cada día ordena y limpia ella misma sus ocho cabañas ubicadas en la cercanía de la ciudad. Su emprendimiento le ha permitido durante estos años sacar adelante una familia constituida por su marido y su hijo Daniel.
“No fue fácil”
Ingrid Acuña habla y señala una zona del campo donde se encuentran ubicadas sus cabañas, como si al estirar el brazo trazase una línea de tiempo para hacer un repaso de todo el proceso que ha transcurrido desde que construyó su primera cabaña, esa que rebautizó después como Cabañas La Unión. Nombrarlo de esa manera, ahora, resulta fácil y todos reconocen sus cabañas. Pero antes hubo temor, dudas y prejuicio por que una mujer en la zona sea capaz de establecer este tipo de empresa.
—¿Cómo surgió la idea de tener cabañas?
—Hace cinco años, aproximadamente, recuerdo que estaba embarazada de mi primer hijo y por aquella razón tuve que retirarme de mi antiguo trabajo. Junto a mi marido buscamos opciones y formas de emprender algo que me acomodara y nos permitiera vivir tranquilos. Fue así que vimos que en La Unión no existían complejos de cabañas que entregaran comodidad y un sello particular a los visitantes.
—Muchas veces el momento más complicado es el emprendimiento.
—Claro, si somos realistas, a ello súmale que cuando ven a una mujer llevando las riendas del emprendimiento te miran de reojo. Pero en ese momento, lo más importante es ser perseverante. Aparte, debo agradecer a mi familia, que siempre estuvo a mi lado apoyándome: sin ellos, muchas veces, hubiese bajado los brazos.
—¿Qué diferencia a tus cabañas de las demás que existen en la zona?
—El trato personalizado. Cada persona que nos visita se lleva un buen recuerdo de su estadía, desde el momento que pisa la cabaña. Esperamos a nuestros visitantes con fuego, desayuno casero y siempre consultamos sobre la comodidad de ellos. Da gusto al final recibir un mail, tiempo después, con palabras de agradecimiento de personas que te visitaron en las diferentes temporadas. Eso es la mejor paga y cariño que recibimos periódicamente.
—Hoy en día, ¿qué estilo de turistas te visitan?
—Por la cercanía de Osorno y del paso internacional hacia Argentina, nos visita una buena cantidad de turistas argentinos. También de Chile, viene mucha gente de la zona central. La verdad es que, para ellos, es novedoso y, a la vez, relajante despertarse en el campo sin el traumante sonido de la modernidad. Me comentan ellos que abrir las cortinas en la mañana y encontrarse con un paisaje completamente verde es cautivante e impagable.
—¿Qué consejo les darías a aquellas mujeres que quieren emprender y que no se deciden?
—Igual que yo. Si bien, al comenzar todo muchos son pesimistas, uno debe tener la convicción de que es posible llevar tu idea a buen puerto. Lo relevante, también, es hacer todos los estudios de mercados posible; por muy pequeño que sea tu emprendimiento, siempre se deben analizar las proyecciones que buscas a corto y mediano plazo. Y lo más importante, que tu familia esté siempre a tu lado: es el pilar fundamental para que siempre un emprendimiento funcione. ¡Atrévanse!
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