La dueña de este mítico bar-restorán, ubicado frente al Cementerio General, cuenta los detalles de este popular establecimiento, que con sus 106 años de vida ya es parte de la bohemia y del folclor santiaguino.
Cuenta la leyenda que en la calle El Panteón 1125 de la comuna de Recoleta se ubicaba el bar Quitapenas, lugar donde a comienzos del siglo XIX los deudos dejaban su amargura en este recinto, tras la partida de uno de sus seres queridos. Desde 1909, este emblemático establecimiento funciona atendiendo público con sus tradicionales recetas de la comida típica chilena y de sus tragos y bebidas arraigadas en la cultura popular.
En 1925, llegaron David Arellano y Clemente Acuña, dos futbolistas disidentes de Magallanes que querían pasar las penas de dejar su equipo. Y en este lugar fundaron Colo Colo, club patrono de este recinto.
Su dueña, María Salomé Rojas, colocolina de tomo y lomo, junto a su esposo José Miguel Mendoza levantaron El Quita Penas en 1995, cuando compraron el lugar. “Estaba de capa caída, como se dice, pero la visión de mi marido, al ver el letrero que se vendía, nos dio el impulso para seguir con la tradición de esta picada; esa es la gracia”, manifiesta María Salomé.
“Antes, existían tres cementerios nomás: el General, el Católico y el Metropolitano. Ahora hay diversidad de recintos, eso hizo que el bar decayera un poco, pero nosotros lo resurgimos con mucho esfuerzo”, complementa su marido José Miguel. Incluso tuvieron que sobreponerse a un incendio que los afectó en noviembre del 2014.
El Quita Penas recibe clientes de lunes a lunes. “Acá solo no se trabaja el 11 de septiembre. El resto del año, estamos de 10:00 a 22:00 al pie del cañón. Y ahora los viernes tenemos cueca brava y los sábados bailables hasta las tres de la madrugada”, nos cuenta su dueña.
María Salomé Rojas es hija de comerciantes y los papás de su marido tuvieron restorán y fábrica de ataúdes. “Mis padres eran vendedores en la feria. Yo empecé de cero. No tenía estudios y eso pasa la cuenta. Tuve contadores que me estafaron por no tener ciertos conocimientos. Ahora, mi nieto José Miguel se ha metido en el negocio y está estudiando ingeniería comercial. Espero que él siga con la tradición una vez que nosotros ya no estemos”, confiesa orgullosa esta sacrificada y alegre mujer.
La atención, la relación precio-calidad y el cariño de sus dueños hacen de este lugar un recinto único. María Salomé detalla: “La gente nos prefiere, el boca a boca es muy importante. Yo prefiero una mesa bien atendida que tres con mal servicio. Ese es el espíritu, por eso, la gente se va contenta, nos recomienda y vuelve a venir”.
“Este año la participación en la Expo Turismo Santiago 2015 que organizó Sernatur Región Metropolitana nos ayudó también a difundir aún más nuestra propuesta gastronómica. Sentimos el cariño de la gente que recuerda este mítico lugar de Recoleta”, recuerda la dueña del bar Quita Penas.
En este bar-restorán se pueden degustar perniles, arrollados, chorrillanas, distintos tipos de sándwich y, por supuesto, un buen terremoto, pipeño y otras delicias. María Salomé Rojas, la dueña de este tradicional lugar de Santiago, es quien hace la invitación: “El sabor y el color del Quita Penas son lo que ponemos a nuestras recetas, junto a un gran equipo de trabajo liderado por nuestro maestro de cocina que no falla nunca. Acá se van a sentir como en su casa”.
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