Turismo aventura en buggys que surcan las arenas del mar de dunas de Copiapó, todo en medio del desierto más árido del mundo. Esto es lo que ofrece Atacama Soul, empresa que Alejandra Tapia mantiene junto a su hermano Rodrigo. Hoy, Alejandra posee el Sello Q por su calidad en el servicio de guía turística.
—¿Cómo surgen las ideas de, primero, Atacama Soul y, luego, la de potenciar el desierto como atractivo turístico?
—Esta es una empresa familiar y nosotros desde muy chicos siempre hemos tenido contacto con la naturaleza, en la parte costera y, principalmente, con el desierto, porque nuestro papá fue chofer de toda la vida de vehículos 4×4. Aprendimos a conducir y conocer los caminos, nos fuimos enamorando del desierto. Atacama Soul nace, entonces, el año 2010, pero el 2011 se concretó de manera formal. Conozco bien la región, me tocó trabajar a cargo de un plan de acción para la puesta en valor del patrimonio arqueológico. De ahí que, para mí, el turismo sirva para dar a conocer este patrimonio, pero también para alertar el deber que tenemos de resguardarlo.
—Cuéntame un poco de la experiencia que han tenido con Atacama Soul.
—Ha sido alucinante, porque cuando partimos no teníamos contactos de apoyo. Terminamos de formalizarnos el 2011 y llega el Dakar y se contacta con nosotros una productora de la Volkswagen que estaba promocionando el último vehículo de la empresa que estaba compitiendo en el Dakar. Para esa competencia, además, venían a hacer sandboard los tres campeones de winsurf; era una producción de mucha calidad y pudimos dar respuesta a ese trabajo. Fue una experiencia muy gratificante.
—Entonces, la invitación a la gente es a que disfrute el desierto.
—Nuestras oferta es vivir el desierto, es subirnos a un buggy, pasar por los filos de las dunas, meterse en el corazón del desierto, ahí donde lo único que tienes es su inmensidad. Estar en una circunferencia de hermosas dunas donde disfrutas de la adrenalina, de bajar y no saber qué es lo que viene después. También hacemos unos circuitos que van desde Copiapó hacia la segunda duna más alta de Latinoamérica, y también a la mina San José.
—¿Cómo obtuviste el Sello Q, como guía turística?
—Eso fue una aventura a la que nos invitó Sernatur y Corfo el año 2011. Éramos diez prestadores de servicios, nueve hombres y una mujer, que era yo. Se dieron las calificaciones y quedé entre los cuatro mejores, así que se nos otorgó el Sello de Calidad Turística, lo que nos dio a Atacama Soul un sinfín de oportunidades.
—¿Cuál es el mensaje que les darías a otras mujeres que quieran realizar un emprendimiento?
—Perseverancia, creer en lo que uno hace, porque lo que uno hace lo debe motivar el amor, la admiración, la pasión. También hay que profesionalizar la calidad de tu servicio. Eso es un aspecto importante, que uno siempre está trabajando, siempre está aprendiendo. En ese sentido, creo que la perseverancia es el principal motor. ¡Y ser feliz con lo que uno hace!
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