Soy Andrea de Lourdes Gallardo Hernández, dueña de Costa Nativa Travel. Cuando yo era chica, estudié técnico en turismo en Ancud, Chiloé. Para ese entonces, en mi vida en el campo, jamás imaginé siquiera que existía ese rubro que permitiría sacar lo mejor de mis raíces, mostrarlas y obtener también reciprocidad económica por ello.

Después de eso, pude realizar mi práctica profesional en un resort cerca de Quenuir, donde llegaban europeos y americanos. Fue ahí donde la oportunidad de llevarlos a conocer mi pueblo y, cuando vi el efecto y el impacto que tenía sobre estas personas, comprendí la misión que desde ese día comencé, que fue definir buenos productos.

Gracias a emprendimientos rurales, varios turoperadores y el apoyo incondicional de mi madre, he podido mantener el sueño de convertir a Quenuir en un destino destacado de turismo rural y sustentable para todos quienes vivimos en este territorio.

¿Cómo fue trabajar en el momento más crítico de la pandemia?

Como mi empresa está enfocada en el apoyo social, el eje que he podido trabajar en este tiempo es el de reactivarnos en comunidad. Formamos el Consejo para el Desarrollo Local, con miras a tener un territorio integral.

Además, pude enfocarme en trabajar con las escuelas y talleres y en mis estudios.

¿Cómo se vive la identidad de Quenuir con los servicios de Costa Nativa Travel?

Ofrezco circuitos de turismo rural, además de servicios de trekking, aviturismo y navegación por el río en Quenuir, un lugar que en 1960 sufrió la pérdida total de su población, la cual vivía al borde oeste de la desembocadura del río Maullín del trabajo marino y de campesinos. Tiene un territorio de no más de cuatro mil habitantes, donde alberga a varias especies de aves migratorias, como lo son el flamenco, el zarapitos, de pico recto y curvo, rayadores, etcétera.

Todo esto nos ha permitido ser hoy Santuario de la Naturaleza. Nuestra historia se traspasa a través del relato local que potencia la participación de las nuevas generaciones. Tuve la maravillosa oportunidad de ser emprendedora de Balloon Latam, donde me gané una beca en mentores de impacto por mi proyecto de Quenuir. Además, fui ganadora de este mismo programa en su séptima versión a nivel regional, ganando la distinción en las redes sociales.

¿Con qué barreras te has encontrado en tu camino de emprendimiento?

Las barreras más difíciles que me han tocado superar han sido las públicas y la creación de grupos sociales. Vengo de una clase social media, mi padre no me dio los estudios universitarios, pero gracias a mis ganas de saber más es que me he dado cuenta de la importancia de disponer de un Pladetur para la comuna de Maullín. El turismo puede llegar a ser un arma de doble filo si no se sabe manejar bien.

Toda mi vida he vivido en una comunidad que ha sido mi casa, la cual corre peligro si no está bien adecuada para recibir a tantos visitantes, más si no contamos con la infraestructura turística. Ni en las escuelas rurales ni en los liceos municipales, se le está dando cabida al turismo en las mallas curriculares, cuando ya deberíamos comenzar a hablar con los niños sobre esta actividad, sobre la ornitología, la sustentabilidad, el patrimonio cultural, etcétera. Ha sido difícil con las autoridades, pero ahí vamos.

Tu relato puede ayudar a que otras mujeres emprendan. ¿Qué mensaje tienes para ellas?

Mi mensaje es a no rendirse. ¡Aunque a veces se ponga cuesta arriba, ahí hay que echarle más ganas! Gracias a mi madre, comprendí lo fuerte que podemos llegar a ser, solo no te dejes para el último lugar.

Entre mujeres nos apoyamos, nos avalamos y nos escuchamos. Hermanas, amigas, madres, emprendedoras, todas al unísono hemos roto esas barreras y, por fin, hemos decidido a ser libres de alma, cuerpo y corazón.