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Mujer Empresaria Turística 2023: Rosa Farías Zamora y Café Entre Olivos

6 Diciembre, 2023

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Región de Atacama

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Caso de Exito Atacama

Rosa Lorena Farías Zamora es una de las ganadoras del concurso Mujer Empresaria Turística 2023 por Café Entre Olivos, negocio con el que aplica aspectos de inclusión y sustentabilidad.


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Soy Rosa Lorena Farías Zamora, dueña de Café Entre Olivos. La principal motivación para iniciar mi emprendimiento fue la económica, necesitaba generar una fuente de ingresos extra que complementara a las percibidas por mi trabajo como docente de inglés. No quería que fuera algo más de lo mismo y quise transformar mi café en un destino turístico de interés gastronómico en el valle del Huasco. Así lo vi desde su génesis: siempre recibí visitas en nuestra casa, chilenos y extranjeros. Con esto aprendimos y vimos lo que los visitantes buscaban, al momento de elegir comida, el lugar y el ambiente.

No menos importante es que provengo de una familia originaria de este valle, lo que me permite manejar nuestra idiosincrasia, nuestra forma de hablar, de recibir, conocer nuestros tiempos, la gente, la toponimia y, sobre todo, el factor fundamental por el cual nos caracterizamos y diferenciamos desde el día uno: el conocimiento y la valoración tanto en tradición alimentaria como en valor nutritivo de los productos locales que han dado fama al valle del Huasco, como el aceite de oliva de variedad sevillana con Denominación de Origen, único en América, las aceitunas de Huasco y muchos otros junto a al rescate de recetas tradicionales.

¿Cuál es el servicio que ofrece el Café Entre Olivos?

Contamos con un bello entorno en medio de un huerto de olivos, rodeado por cerros que hacen sentir la presencia del desierto de Atacama y a cinco kilómetros de bellas playas, en plena ruta C46. Entregamos un servicio en un horario no cubierto, que es la hora de once, con una atención amable y, si la necesitan, bilingüe. Nuestra carta es inclusiva para personas con necesidades alimenticias especiales.

Con todos estos factores a favor y con un sentido de pertenencia a toda prueba, con la valorización de nuestra esencia y unas cuantas vueltitas por otros lugares nace esta apuesta que hoy ya lleva seis años en funcionamiento. Todo esto hace que Entre Olivos se haya convertido en un destino turístico gastronómico imperdible.

¿Qué desafíos tuviste que sortear para emprender?

Había grandes desafíos y retos por vencer, como que estamos en un pueblo pequeño con poco flujo de personas, diferente al de una ciudad. Además, nuestra propuesta siempre fue no vender comida chatarra o productos que son de fácil venta por su popularidad, como papas fritas, completos, empanadas o bebidas alcohólicas. También entran factores que no dependen de nadie más que del propio trabajo y la forma de ser de quien esté detrás de alcanzar un sueño. Claves fueron la rebeldía, la confianza, la constancia, la innovación, saber escuchar, aprender a flexibilizar y no olvidar nunca el objetivo primero de la vida que es ser feliz.

¿Cómo aplicas la sustentabilidad y la inclusión en tu café?

Los ejes del concurso, la sustentabilidad y la inclusión, son parte del paquete de los factores claves de mi negocio. Cuando la sustentabilidad y la inclusión están tan normalizados cuesta verlos como algo destacable o extraordinario dentro de una rutina. Ni siquiera se anuncian, se planifican o incluso ahora recién sé que algunos son tendencia a nivel mundial y hasta tienen nombre.

Es lo que nos pasó con el food mile (la unidad para medir la distancia que recorre un producto alimenticio desde donde se produce hasta donde se vende o consume). Ha sido una práctica de siempre para nosotros y ahora es casi un movimiento y había que instaurarla. Pero desde que yo tengo uso de razón nuestra cosecha de olivas va a la almazara de nuestros vecinos Payantume a 2,5 kilómetros de distancia y vuelve a nuestra cocina en forma de aceite para nuestras preparaciones, para consumo propio y para los clientes de Entre Olivos.

Pasa lo mismo con verduras y hortalizas cultivadas por nuestros vecinos y las frutas de nuestros árboles sin químicos ni pesticidas. Son las que usamos también en jugos y postres. Jamás hemos usado bolsas ni bombillas plásticas; después salió la normativa. Las macetas para nuestras plantas son ollas, teteras, jugueras, tazones, lecheros, tostadoras, etcétera, todo sirve para poner plantas.

Respecto a la inclusión, el espacio físico está preparado para para personas con movilidad reducida, para que sillas de rueda tengan espacio para maniobrar, nuestras mesas están adaptada en altura y ancho para esto mismo. También estamos preparados en algunos parámetros de la inclusión pet friendly, no porque suena lindo ni porque está de moda, tenemos conciencia y entendemos que muchas mascotas son el apoyo emocional para personas autistas, que sufren crisis de pánico o ataques de ansiedad, por lo tanto, las mascotas no son cuestionables en su ingreso a nuestro local.

Y siguiendo nuestra línea de turismo gastronómico y buscando coherencia con nuestro plan de inclusión es que en la práctica somos abiertamente inclusivos con respecto a personas con necesidades alimenticias. Una carta inclusiva, con alternativas pensadas para quienes no tienen cabida a la hora de salir a comer fuera sin recibir un comentario, una mirada o sentir un sesgo por su condición.

¿Cuáles son las características diferenciadoras de Entre Olivos?

No es casualidad que hoy en día un pueblo como Huasco Bajo, que solo se conocía por sus aceitunas, sea reconocido también por su excelencia en la calidad de la producción de aceite de oliva. Y eso es gracias a la esta iniciativa de poner en valor estos productos locales como los principales ingredientes de nuestra carta.

Es importante también el trabajo en asociatividad con productores locales y, por supuesto, con otras mujeres de la comunidad. Esto antes era impensado, pero gracias al trabajo que hemos estado realizando desde que comenzamos, hemos cultivado nuestra identidad, no solo a través de la comida, sino que también en un formato y en un horario que nadie más había cubierto, como la hora de once, donde se vive, se conversa, se escucha, se ríe y se come con calma, donde contamos relatos del pueblo, donde usamos expresiones idiomáticas de la zona y que hasta muchas veces debemos explicarlas y enseñar por qué vivimos así.

Logramos el equilibrio de transmitir y dar un ambiente de tranquilidad, rodeado de naturaleza, con productos locales como atractivo principal, pero a su vez introducir algunos imperdibles que busca la gente de ciudad que nos visita, como el café en grano versus el tradicional y el clásico té remojado en hoja, los rollos de canela versus los picarones pasados, una tradicional hamburguesa italiana versus un sándwich de queso de cabra fundido y espolvoreado con azúcar y aceitunas de Huasco Bajo.

¿Cómo ha sido liderar un emprendimiento siendo mujer?

La principal barrera de desigualdad de género fue al comenzar, tener que decidir poner mi negocio a nombre de mi madre y yo quedar como representante legal por un tema de leyes y machismo, en cuanto a pensión de alimentos de mis hijos. De ahí en adelante, se toma conciencia, se lucha día a día, se trata de educar a otras personas, de empoderarlas y salir de la normalización de los roles, el desempeño, la invalidación, la inequidad y hasta la impunidad.

Esta barrera está presente en instituciones públicas y privadas, en distintos niveles de responsabilidad, en situaciones cotidianas que están tan normalizadas que pareciera que no existen. Pero cuando las haces notar generan molestia, malos calificativos, te tildan de conflictiva y de ahí en adelante. No sé si lo he superado, solo sé que debo validarme con mi trabajo, esforzarme el doble en situaciones de carácter laboral. Mantener un tono suave y dulce, aunque sea para reclamar las injusticias sociales o las malas prácticas y no parecer que se quiere pasar por sobre el hombre a cargo. Es todo un reto diario. Estas barreras se superan junto a otras mujeres, entregando herramientas desde la educación y el amor propio.

¿De qué forma otras mujeres han aportado al desarrollo de tu emprendimiento?

Escuchar testimonios de esfuerzo de otras mujeres, ver cómo desde la rebeldía consiguen avanzar, hace tan bien que cuando ves el emprendimiento de otra mujer lo celebras, lo aplaudes y muestras caminos para que no caiga en los que tú ya caíste. Ese amor propio que te lleva a entender que competir te hace perder tiempo y energía y que mejor inviertes esos dos elementos en trabajo asociativo, donde te educas y ves la oportunidad de mejorar tu propio negocio sin opacar a otras. Esa colaboración que te lleva a buscar capacitaciones para lograr una nivelación, donde puedes enseñar y preguntar.

Orgullosa puedo decir que gracias a eliminar ciertos sesgos pude valorar el trabajo de otras mujeres que están junto a Entre Olivos. Para que nosotras lográramos seguir cumpliendo metas, era necesario agruparnos para alivianar esta sobrecarga de deberes que se asumen como roles femeninos en esta sociedad. Sacudir miedos y prejuicios, como que está bien sentirse cansada, que no puedes sola con todo y que no eres la única que pasa por eso, que no porque la sociedad lo diga está bien aceptarlo.

Toda esta visión, adquirida gracias a mi trabajo en Entre Olivos, me llevó a formar la primera asociación gremial de Huasco, Agmech, que está conformada por mujeres, quienes orgullosamente nos hacemos llamar huasconapinas, en honor y la similitud en forma metafórica que tenemos con esta cactácea endémica de nuestro territorio, las napinas.

La búsqueda constante del día a día de posicionarnos como personas en igualdad de derechos ante la vida y las oportunidades que nos brinda, junto a otras mujeres tan distintas unas de otras, pero tan talentosas y brillantes en su ser, nos invita a tener una mirada empresarial y ante la vida en general que debe nacer desde el amor propio y hacia los demás para lograr una real superación y posicionamiento.

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